Acababa de dejar de forma voluntaria mi puesto de directiva europea en una importante empresa multinacional americana. Tenía treinta y cinco años y había llegado tan lejos como quería. Había vivido el éxito social y profesional pero…era inmensamente infeliz!!!

Era el momento de seguir a mi corazón y eso me llevaba a un lugar totalmente desconocido para mí: expresarme creativamente. Necesitaba expresar mi voz. Todo lo que tenía dentro de mí necesitaba salir más. No podía esperar más. No fue fácil pero quería hacerlo y lo hice.

Siempre he sentido que estamos aquí para ser quiénes somos, para expresarnos. Para vivir nuestra verdadera naturaleza. Y a eso me dedico. Ofrezco mi arte y mi consultoría a personas como tú que saben lo que significa ser sensible, que pueden ver cosas que no vemos los demás y que no han venido aquí a ser  sólo un «humano/a».